viernes, 22 de mayo de 2015

Me llamaban... ¡El Calaveras!

Una vez hubo unas Olimpiadas en España; pues antes ya andaba yo con mis cráneos, clavículas y demás huesos por ahí (efectivamente, suelo salir de casa con todo el esqueleto). Hete aquí unos ejemplos a tinta, 100 x 70, papel continuo, para la asignatura de Anatomía Artística.







Por el grosor del cúbito y el radio, se aprecia claramente que el autor (o sea, yo) no sabía distinguir entre un hombre de neandertal  y un homo sapiens (la otra posibilidad es que se trate del esqueleto de Homer Simpson); en cuanto a la columna, en la visión de perfil podemos observar que carece de vértebras dorsales y lumbares. ¡Ah, y yo que me cabreé con la profe porque me puso un notable, cuando lo que de verdad merecía era un muy deficiente!

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