- Está claro que el número de visitantes es menor (lo es) al de BCN, pero el espacio dedicado al Salón es tan grande (Palacio de Cristal de La Casa de Campo) que la sensación de amplitud es mayor, sin los agobios que en aquella se producen.
- Las colas no se hicieron eternas pese a ser la primera vez que íbamos a un evento de este tipo sin haber adquirido previamente las entradas: otro punto para la organización.
- El precio de las entradas es asumible para la chiquillería, no como en BCN que cuesta casi el doble y aumentándolo año atras año.
- Con la entrada regalan un cómic, como antaño se hacía en BCN (hace muuuucho que dejaron esta sana costumbre).
- Se edita un folleto del Salón en formato comicbook, otro aspecto que ha ido en detrimento en BCN.
- Suelen haber en estos eventos expositores alternativos de merchandising (camisetas, muñecos y mil cosas más) relacionados con el mundo del cómic; ahora bien, gominolas, ropa, videojuegos y más no dejan de ser tenderentes de relleno.
- ¡Apenas hay originales de historietas! Asombroso; ahí han dado un paso atrás respecto de 2013; la diferencia con BCN es abismal.
- Tampoco habían exposiciones específicas, quitando una sobre Star Wars, que ya empiaza a cansar, pero comprensible estando a una semana del estreno de la séptima parte, y otra sobre Corto Maltés según el folleto que no llegué a ver, la verdad.
- El folleto da un repaso a la biografía de los autores asistentes pero no pone ni cuándo firmarán ni dónde estarán; daban una fotocopia con una especie de plano cutre al respecto... Tampoco vienen reflejadas las actividades ni las charlas (¿?¡!).
- El número de expositores de venta de tebeos de segunda mano era escaso, con poco material y bastante mal organizado para el coleccionista de pro y en un par de casos, tebeos a precios artronómicos; por suspuesto, esto no es culpa de la organización, a no ser que el precio por stand sea muy caro, claro.
1. Star Wars.
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